Capítulo I - Parte II

-Ya que hemos llegado hasta aquí deberíamos entrar. -Dijo Guillermo- Puede ser peligroso -Contestó Daniel- Estoy de acuerdo con Guillermo, entremos -Contesté. Daniel no estaba muy seguro pero la curiosidad pudo con él y finalmente decidieron avanzar. Atravesamos un largo pasillo y bajamos las escaleras al final de las cuales nos aguardaba una gran cámara subterránea en la que había unos sacos de arena apilados uno encima de otro construyendo una estructura que se asemejaba a una especie de cama y un escritorio corroído por el paso del tiempo en el que había un fichero o lo que quedaba de él junto a un montón de hojas sueltas donde apenas se podían distinguir unas cuantas frases.
Observando detalladamente las frases sueltas de cada hoja me di cuenta de que aquello era el diario de un refugiado de la segunda guerra mundial que se hacia llamar Sr. Smith en el que narraba la cruel situación que vivía a diario en unas condiciones infrahumanas. -Que sitio mas trágico, no me puedo imaginar por lo que tuvo que haber pasado aquel hombre. -Dijo Daniel- Vayámonos de aquí, no quiero seguir estando mas tiempo en este lugar -Dijo Guillermo-. Cerramos las puertas de aquel refugio, cogimos nuestras bicicletas y seguimos nuestro camino hacia la cima. Cuando llegamos al punto mas alto de Polibus nos sentamos y disfrutamos de las grandiosas vistas. -No puedo olvidar lo de aquel hombre, como se pueden anteponer los ideales y el afán de una persona por llevarle a él y a los suyos a la supremacía por encima de las vidas de millones de seres humanos -Se preguntó Daniel en voz alta- Yo tampoco soy capaz de comprenderlo, lo único que puedo decirte al respecto es que el poder corrompe a las personas y cuando se alcanza una determinada popularidad o poder algunos la aprovechan para su bien sin pensar en la repercusión que pueda tener sobre los demás. -Le contesté-. -Parece mentira que vivamos en el mismo planeta -Dijo Daniel en voz baja-. El sol comenzaba a caer sobre el horizonte, mientras volvíamos a casa después de un largo día reflexionábamos a cerca de lo sucedido, del trabajo y sobre todo la evolución del Evo. Varias semanas mas tarde me encontraba en mi laboratorio cuando de repente alguien llamó a la puerta. ¡Adelante! -Exclamé-. -Nolan quiere hablar contigo, esta en la planta inferior. Nolan era el encargado de la sección de los compuestos experimentales.
Me puse el traje con ventilación autónoma para poder entrar en la sala siguiendo el protocolo de seguridad y me dirigí a la planta inferior. -Buenas Nolan, me han dicho que me necesitabas. -Dije- -Hola Cristian, hemos estado trabajando en un compuesto experimental, el "M5-99" que mezclado con los anticuerpos de personas que habían superado la enfermedad podría proporcionarnos la solución a esta epidemia. -Dijo Nolan- ¡Estupendo!, y ¿cuando vais a empezar a suministrárselo a los afectados? -Contesté-. -Aun estamos en las primeras fases de la investigación, hemos hecho pruebas con pequeños roedores y el 60% de los sujetos que habían sido infectados con el Evo consiguieron superar la enfermedad al inocularles el M5-99. -Dijo Nolan-. Miré alrededor de aquella sala herméticamente cerrada y vi unas cajas apiladas que contenían pequeños mamíferos los cuales me llamaron mucho la atención ya que poseían un extraño comportamiento, eran muy agresivos, algunos parecían pelearse entre ellos mientras que otros corrían de un lado a otro de la caja desenfrenadamente.  -¿Por qué se comportan de ese modo? -Pregunté-. -Son los efectos secundarios del M5-99, su organismo no consigue asimilar muy bien el compuesto y parte de él es absorbido por el cerebro afectando al área que controla el raciocinio. No le des mayor transcendencia, por algo aun es un compuesto experimental. -Dijo Nolan-. No estaba muy convencido de la eficacia de aquel compuesto y menos aun observando el extraño comportamiento de aquellos sujetos experimentales. Me despedí de Nolan y volví a mi trabajo. 

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