Capítulo I - Parte IV

-Me han destinado a Arika a suministrar a los hospitales la vacuna contra el Evo, partiré mañana por la mañana enhorabuena por conseguir la cura Cristian- -Dijo Daniel- -No me des las gracias a mi dáselas a todos los que han trabajado en ella para hacer posible el fin de esta epidemia y ten mucho cuidado por allí no queremos tener que verte a través de una mampara de cristal. -Dije- -Tranquilo no pasará nada, os traeré algún recuerdo cuando vuelva. -Dijo Daniel-. -¡Buen viaje!- -Exclamó Guillermo- A la mañana siguiente, antes de que Guillermo y yo nos despertáramos Daniel se encontraba ya en el avión. -¿Donde tenemos previsto pasar estas semanas? -Preguntó Daniel al Coronel Allen- -Vamos a asentarnos en una base al noroeste de Arika, un lugar seguro desde el que dirigiremos las operaciones de reparto de víveres y el abastecimiento de los hospitales con las vacunas. -Contestó el Coronel Allen-. Cuando llegaron a la base militar descargaron todo el equipaje y se instalaron en sus alojamientos temporales. Daniel estaba charlando con sus compañeros de habitación cuando se escuchó por los altavoces: Les habla el coronel Allen, ejercito de tierra y aire de Tames preséntese en el patio exterior dentro de 10 minutos. Una vez nos hallamos todos en él el coronel Allen y el resto de los instructores nos explicaron el cometido que teníamos cada uno. -Ejercito de tierra de Tames, vosotros iréis en el camión junto con las vacunas hasta el hospital Rames que se encuentra a unos 80 km de esta base, ejercito del aire, vosotros haréis un rodeo sobrevolando los puntos mas críticos marcados en vuestra carta de navegación mientras lanzáis los víveres a la población. Una cosa mas, ejercito de tierra, debéis equiparos con estos trajes para evitar cualquier posible contaminación en vuestra misión, no mantengáis contacto con ninguna persona ajena al personal del hospital. No tengo nada mas que deciros, ¡en marcha soldados! -Dijo Allen- Mientras estaban de camino al hospital pudieron observar la desolación que había causado el Evo en aquel país, no había casi gente por las calles, algunos cuerpos yacían tendidos en el suelo en un estado de descomposición avanzado, las granjas no tenían animales... Cuando llegaron al hospital los medicos les recibieron con mucha alegría y les indicaron que descargaran en el interior del almacén del hospital las cajas y cajas de viales que contenían la valiosa vacuna contra el Evo. -Muchas gracias a todos, ahora mismo empezaremos a suministrárselo a toda la población, espero que la situación mejore de aquí a unos meses, ya hemos sufrido demasiado- -Dijo un médico- En el camino de vuelta vieron en el horizonte una lluvia de cientos de pequeños paracaídas con víveres que habían sido lanzados desde el avión de sus compañeros. Esta misión se repetirá durante los siguientes días en los que repartiran a todos los hospitales de la ciudad la necesitada vacuna.

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