Capítulo II - Parte II

Un soldado recibe una brutal paliza en Arika. El herido era un varón de treinta y cinco años de edad que formaba parte del ejercito de tierra de Támes el cual se encontraba retirando todos los suministros de la fraudulenta vacuna contra el Evo en un hospital cuando según su versión de los hechos fue atacado por un sujeto aún no identificado contagiado por el virus Evo que le propició una bestial paliza momentos antes de que fuera reducido por el ejercito mediante descargas eléctricas. El soldado fue repatriado inmediatamente en un helicóptero en el cual se le prestó ayuda médica hasta llegar a un hospital. Aun se desconocen las causas del ataque, no se descarta la posibilidad de que el virus haya mutado”. Guillermo, Daniel y yo nos encontrábamos en el comedor de la base militar Veretta en Arika cuando oímos estas noticias junto al resto de nuestros compañeros, durante unos segundos la totalidad de la sala se llenó de un silencio sepulcral en el que estábamos tan sumamente impactados por la noticia que ninguno de nosotros era capaz de gesticular palabra alguna. Un fuerte murmullo rompió el silencio y el pánico pareció haberse apoderado de todos nosotros cuando el coronel Allen se puso en pie y gritó: -¡Silencio, no debemos alarmarnos aun no sabemos si es por culpa de la vacuna, nuestro deber es velar por la seguridad de las personas para eso estamos aquí, si alguien quiere volverse a su casa que se vaya ahora mismo!- -Exclamó Allen- Tras estas palabras el silencio volvió a inundar la sala. Al acabar de comer Daniel nos presentó al coronel Allen. -¿Cree usted que esto ha sido la vacuna? -Le pregunté- No estoy seguro, en cualquier caso ese no es nuestro trabajo, ahora deja las preguntas y haz tu tarea. -Me contestó Allen-. Nos habían destinado a sustraer y eliminar todos los restos de las vacunas que quedasen en los hospitales, a Guillermo y a mi nos asignaron en el ejercito de tierra mientras que a Daniel le encomendaron la misión de suministrar víveres y cubrirnos por si se producía algún altercado. Varios días mas tarde me encontraba en la habitación descansando después de un largo día de trabajo cuando sonó mi teléfono móvil: -Tengo algo que puede hacer que todo este sufrimiento llegué a su fin, pero quiero algo a cambio, algo que solo tú puedes ofrecerme.- -¿Quién eres, como has conseguido mi número? -Pregunté- -No hagas preguntas, haz lo que te digo si quieres que todo vuelva a la normalidad, volveré a llamarte mas adelante y te daré indicaciones de lo que tienes que hacer, no le digas nada de esto a nadie, ni siquiera Guillermo y Daniel. -¿Cómo sabes sus nombres? Si esto es algún tipo de broma no tiene gracia dime quién eres -Contesté- ¿Recuerdas los hombres de los que Nolan te hablo? -Pero, ¿cómo sabes eso? (…) ¿hola, sigues ahí? Ese hombre o quien fuera el que me llamó había colgado, no sabia nada de él, ¿Quién era y que quería de mí? No le conté nada de esto a nadie y los siguientes días esperaba preocupado que me volviese a llamar aquel tipo.

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